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Bellolio tras el 11 de marzo: “Creo que es súper relevante que la primera palabra que pronuncie la oposición no sea siempre No”

Respecto a la nueva Carta Magna, el titular de la Segegob planteó en entrevista con Emol, que “si se aprueba 51% – 49%, claro se aprobó y uno respeta los procesos democráticos, pero significa que va a haber una Constitución en permanente disputa”.

A pocas horas del cambio de mando de este viernes 11 de marzo, el ministro Jaime Bellolio continúa en su rol como vocero de Gobierno como el primer día, incluso ha salido al paso a las críticas de personeros de la futura administración de Gabriel Boric, defendiendo la gestión de La Moneda y el legado del Presidente Sebastián Piñera.

Y es que pese a la contingencia, la pandemia y el estallido social, Bellolio afirma que “se avanzó en muchos ámbitos”, aunque recuerda que a nivel legislativo “la cantidad de bloqueos a las distintas iniciativas que se hicieron durante estos cuatro años, pero particularmente durante los últimos dos, fue brutal. Se boicotearon algunos proyectos para que no salieran”.

Junto a un balance de la gestión, el titular de la Segegob analiza también en entrevista con Emol el futuro de Chile Vamos, su reconfiguración como oposición, los pasos que él dará al dejar el Ejecutivo, así como el devenir de la Convención Constitucional.

-Según las últimas encuestas el Presidente Piñera termina con la desaprobación más alta desde 1990, ¿cómo cree que los recordará la ciudadanía?“Yo creo que la desaprobación actual obedece a múltiples factores que tienen que ver con el clima de confrontación, de radicalización de algunas posiciones (…) Por ejemplo, que frente a la crisis social, política y económica de octubre, la salida que el Gobierno impulsó es una salida democrática ese 12 de noviembre, que finalmente se concreta con un acuerdo el 15 de noviembre. Mientras habían voces -que van a estar en el próximo gobierno- que querían la vía no democrática y esa vía implicó un Plebiscito y una Convención que queremos que salga bien y hay algunas luces que nos muestran cosas que nos preocupan, pero la salida democrática era una cuestión clave.

Segundo, que frente a la pandemia hubo ciertas decisiones que fueron arriesgadas, pero muy positivas como la de integrar el sistema público, privado, comprar anticipadamente mayor cantidad de ventiladores mecánicos, aumentar la cantidad de camas UCI y luego ser de los pioneros en apostar por las vacunas (…) Tuvimos muchísima crítica, en la mitad de la pandemia el Frente Amplio acusó constitucionalmente al ministro Mañalich y después decían que la única manera de manejar la pandemia era como lo hacía Argentina y criticaron hasta el proceso de vacunación…

Y por último, el que se haya creado una red de protección social muy amplia, el IFE universal le llegó a casi 16 millones de personas y nosotros tuvimos que construir parte de eso, porque no estaban todas las herramientas suficientes para poder darle ayuda a esas familias (…) Eso, así como el Hospital Digital y la Comisaría Virtual son temas que van a quedar a futuro y que pueden indicar hacer una política pública mucho más dirigida y más inmediata a aquellas personas que más lo necesitan …

Yo creo que todo eso es potente y va a decantar en el futuro, así como la preocupación por los adultos mayores y la Pensión Garantizada Universal, son parte de esos sellos que creo que van a quedar aún cuando hay algunos que van a querer machacarlos, lo hemos visto. Pero creo que el legado se escribe después de, es lo que queda en la memoria y en la retina de las personas, y una vez decantado, creo que eso va a quedar”.

– En general casi todos los gobiernos del mundo sufrieron críticas muy duras en la gestión de la pandemia. En Chile veníamos de un estallido social, por tanto, si es que no hubiera existido ese clima, ¿cree que las críticas hubieran sido distintas?“Yo diría que al inicio sí tuvo que ver con eso, es cosa de recordar a algunas personas de la oposición más radical que fueron negacionistas de la pandemia al inicio, decían que este era un invento de control social para que las personas no salieran a marchar. El 8 de marzo del 2020 también se llamó a manifestarse en la calle diciendo que no había ningún problema, que no había nada que preocuparse y después de eso yo creo que se articularon en torno a no dejarle ni un milímetro al Gobierno de nada.

Algo que siempre dice el Presidente, a diferencia del terremoto en donde hubo unidad en torno a un objetivo, hubo un intento de aprovechamiento político de la pandemia, que es cierto que ocurrió en otras partes del mundo, pero no se si ha sido con la intensidad de lo que ocurrió acá. Pero esa misma oposición que fue muy radical, muy dura, que siempre se opuso a cada una de las medidas que anunciáramos hoy tampoco reconoce…

Nos encontramos una oposición que fue muy dura y que en los últimos dos años hizo nueve acusaciones constitucionales, yo creo que eso también es inédito, no he visto que haya pasado en otros países, en los cuales si bien se criticó a los gobernantes, porque era muy difícil manejar esta pandemia con la falta de información que había, pero creo que especialmente acá fue muy complicado y duro. Pero a pesar de todo eso, yo sí quiero agradecer a esas otras millones de personas que fueron a poner literalmente el brazo y el hombro y que más allá de las diferencias ideológicas lograron salvar vidas”.

– ¿Qué lecciones cree que puede sacar el sector de este segundo gobierno de centroderecha y en qué estado quedan?

“El comité del lunes no fue, porque los diputados tenían sesión para votar algunas leyes y la renovación del estado de excepción, pero el jueves están invitados la cena final (con las delegaciones extranjeras en La Moneda). Nosotros hemos tenido una buena relación en el último año y medio, reconstruimos una buena relación con la coalición”.

– ¿Se refiere post primer retiro del 10% de los fondos de AFP?

“Sí, exacto. A mí me tocó entrar al gabinete justo en esa crisis que había dentro de Chile Vamos que venía un poquito de antes por supuesto, no voy a decir quiebre, porque siempre se mantuvo Chile Vamos, pero sí con una relación muy compleja. Fue súper importante de quiénes entraron en ese momento, el poder volver a sentar a los partidos y decir, ‘este es un espacio de confianza, donde tenemos muchos desafíos’, tuvimos una oposición que está siendo muy dura, por lo mismo, volver a recuperar esa instancia fue clave y lo hicimos, creo que ahí hubo un gran paso adelante.

Sobre la derecha, creo que vamos a tener que hacer un periodo de reflexión sin lugar a dudas, viene muy encima la elección de los constituyentes y entiendo que esa es una urgencia que los partidos han puesto con justa razón. Sin embargo, creo que en paralelo también se puede hacer una reflexión para tener un diagnóstico común de las causas que llevaron al 18 de octubre y no me refiero al incendio de estaciones de Metro y otros, sino que nosotros como país post dictadura ofrecimos una promesa, había un consenso en una idea de progreso y las disputas eran más bien como de política pública y parte de esa promesa tiene que ver con una cuestión generacional además, y es que si tú estudiabas y sacabas ojalá un título universitario o de instituto profesional, te esforzabas más, entonces ibas a llegar más lejos y a tener un mejor sueldo e ibas a estar mejor que tus padres y abuelos que no habían podido ir a la universidad…

Creo que coincide el 18 de octubre con la caída en largo tiempo de la credibilidad en muchas instituciones y en este caso la desvalorización del mérito, como aquel que justifica inevitables desigualdades en una sociedad moderna y por lo mismo, tenemos que replantearnos entorno a eso, dado que creemos en el mérito, empujarlo de verdad, que creemos en esa libertad, creemos que cada persona tiene que llegar cuán lejos su talento le de y no por su poder económico, su apellido, no por el lugar donde nace”.

– ¿Comparte que esa reflexión debe ir más allá de partidos e incluir centros de pensamiento?

“Hubo mucho rato en los cuales los centros de pensamiento de la centroderecha estaban demasiado alejados de la política, y los políticos muy alejados de ellos y eso tiene que tener una conexión. Por de pronto es parte del éxito que ha tenido el propio Frente Amplio, donde tienen muchos académicos en muchas universidades que los ayudan en esa construcción de ese relato, de esa lectura, de ese diagnóstico (…) Eso la derecha lo dejó de lado y olvidó que para movilizar a las personas hoy la política es más de bien causas y eso significa que es de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo.

Y durante una buena cantidad de años, dado que el consenso ‘estaba dado’, se dejó de promover las cosas que nosotros creíamos y más bien se dedicó a defender las cosas que creíamos para que no fueran cambiadas. Y yo creo que ahí debimos ser mucho más osados en muchas materias que hoy parecieran que son banderas exclusivas de la izquierda, como el medio ambiente y el crecimiento sostenible, como la economía circular, como el feminismo liberal, como la inclusión de las personas más vulnerables, también una apertura mucho mayor en términos de que la libertad de las personas termina o limita con la dignidad de otra persona”.

El futuro después de La Moneda

– Después del 11 de marzo, ¿usted se va a sumar a la fundación que planea levantar el Mandatario, centrada en políticas públicas?

“Por supuesto que voy a colaborar en la fundación del Presidente, pero no va a ser mi trabajo full time. Lo que espero es hacer un trabajo académico, pero muy vinculado a lo territorial y esa va a ser mi pega, además de poder estar dando opiniones en medios de comunicación y otros, eso vendrá después. Todavía no tengo todo absolutamente cerrado, si sé que durante marzo quiero tomármelo con más calma, tomar algunos días de vacaciones, recuperar tiempo con mis hijos, con mi señora, con mi familia, con proyectos pendientes que tenía.

La pega de vocero es absolutamente full time, es 24/7, porque este ministerio es el ministerio de las crisis y las crisis no tienen horario hábil y suceden en cualquier parte de Chile. Es un rol de contener, de coordinar, de ordenar información, pero sobre todo de ayudar a trabajar en equipo y eso que si bien es desgastante (…) Para bajarse de esa montaña rusa que significa estar acá, y para mí los últimos once años dedicado a full en la política, uno necesita un tiempo de silencio, de quietud, de bajar las revoluciones para pensar y actuar mejor.

Y si el próximo Gobierno así lo requiere, dado que tenemos confianza con el futuro Presidente y varios otros ministros yo encantado de poder colaborar en aquellas cosas que sean necesarias”.

– ¿Usted participaría en alguna instancia o mesa de trabajo si lo invitan? El entonces diputado Gabriel Boric fue parte de una mesa de infancia convocada por La Moneda.

“Habría que ver cuál es el tema y la intención de hacerla, tal como fue el ámbito de infancia. La pongo más fácil, si Boric hubiese sido Presidente y hubiese hecho una mesa como la mesa de infancia, por supuesto, que me hubiera sumado. En eso y acá hablo más como Gobierno, sabemos que van a culpar muchas cosas del Gobierno para cuando a ellos les nazcan problemas internos y espero que eso no ocurra, a pesar de que estamos bastante preparados.

Nosotros hemos hecho un proceso de traspaso, creo que ha sido muy profundo, transparente, muy republicano, a pesar de nuestras infinitas diferencias, porque cuando se acaba un gobierno y viene otro no parte desde la nada, sino que hay muchas cosas que son una posta y que son políticas que continúan y obviamente ellos tienen todo el derecho a después imprimirle su propia identidad. Entonces en aquellas cosas que puedan ser significativas y que el próximo gobierno lo determine, yo encantado a poder contribuir a que haya puentes de diálogo y de mayor colaboración”.

– ¿Está seguro de que va a haber un tema de culpar al gobierno anterior?

“Yo creo que de todas maneras, o sea, frente a los problemas internos de instalación o lo que fuese creo que va a haber, espero que no, me encantaría sorprenderme con que no, pero va haber esa lógica de decir ‘¿oye, esto es culpa del gobierno anterior’. Han querido decirlo de algunas manera distinta, por ejemplo, me acuerdo algunos parlamentarios de izquierda, diciendo que íbamos a dejar desfinanciado el Gobierno, cuando eran esos mismos parlamentarios que aprobaban indicaciones absolutamente contrarias a la Constitución…

Pero yo más que quedarme con los puntos negativos, me quedo con lo positivo, es que el proceso de traspaso ha sido impecable y lo ha sido por ambas partes, salvo algunos detalles, ha sido súper transparente, han tenido muchas reuniones los subsecretarios, los jefes de gabinete, las personas que están en las divisiones. A pesar de que cambia el signo de un gobierno, es muy importante que hay funcionarios que permanecen, que le dan continuidad a ciertas políticas, espero que el gobierno que viene en eso no busque sacar personas, por el solo hecho de haber trabajado en este gobierno”.

– Pero usted hablaba el martes de una “soberbia y un cambio de tono orquestado” y respondía las críticas de las futuras ministras. ¿A qué atribuye el giro si el traspaso en lo práctico ha sido positivo?

“Yo lamento que se haya salido a decir varias cosas que nos parecen no solo injustas, sino además incorrectas, el decir que antes ‘no había ministra de la Mujer’, es una manera de ningunear a dos mujeres extraordinarias que creo que hicieron una pega muy potente, donde sacaron adelante más de once leyes y por supuesto que queda muchísimo que hacer allí aún.

Segundo, cuando se dice ‘el peor gobierno de la historia’, se denota como tono soberbio de ‘aquí venimos nosotros, sabemos todo cómo hacerlo, ustedes son los peores y nosotros vamos a ser los mejores’. Yo creo que no pueden entrar al gobierno así, uno no puede creer que se las sabe todas, porque no se las sabe todas no más. Entiendo que hay algunos y no me refiero a la ministra, sino que había algunas personas que yo los veía en el Congreso, que creían tener la respuesta a todas las temáticas y yo mientras más estudio, más escucho, más diálogo, más converso, me doy cuenta que uno necesita abrirse el espacio, por tanto, vaciarse para volver a aprender (…) Todas estas ideas de ‘son los peores, ahora sí que va haber ministra’ y otros, creo que no están acorde al tono del traspaso que hemos hecho en este tiempo, ni tampoco a las expresiones que nosotros hemos ocupado como ministros y como el Presidente, en desearles en buena voluntad que les vaya bien al próximo gobierno (…) Parecía un tono un poquito de superioridad moral que no parece adecuado”.

– ¿Qué tipo de oposición tiene que ser ahora la centroderecha? Y esto lo conecto con la necesidad de renovación a lo mejor del sector, pero considerando que valores jóvenes como usted y el diputado Paulsen, se retiran de la primera línea.

“No he visto el ánimo destructivo ni cancelador que sufrieron algunos convencionales de centroderecha y varios en el Congreso por parte de la izquierda más radical, yo no he visto ese ánimo, al revés, yo no veo un ánimo revanchista. Sí creo que es súper relevante que la primera palabra que pronuncie la oposición no sea siempre No, sino que es marcar una posición, decir qué es lo que cree sobre de las distintas materias y luego ver cuáles son los puntos de encuentro.

Nos tocó vivir muchas veces en que sin expresión de causa simplemente se votaban en contra algunas cosas, porque las estaba proponiendo el Gobierno y lo dicen también algunos convencionales, en que ni siquiera se alcanza a leer el contenido de algunas propuestas, solo porque vienen de alguien que no es de su sector, sino que son canceladas y despreciadas. Ya hay suficiente polarización como para que además haya una oposición como la que tuvimos nosotros, creo que eso no le hace bien a los chilenos ni a la política (…) La oposición tiene que marcar una posición, hacer una reflexión y luego poder proponer adelante, no solamente ser defensor de sino que propositivos de y creo que eso es un cambio de actitud.

Y sobre salir de la primera línea, quienes tenemos una vocación de lo público, sabemos que a veces te toca estar en la primera línea y otras en la segunda, tercera o cuarta y no hay ningún problema, eso es parte de esa vocación y habrán otras personas quienes tienen que liderar estas materias. Yo encantado de poder contribuir con ellos y para ellos en hacer una oposición que sea buena para Chile, marcando las diferencias y diciendo lo que nos gustaría hacer”.

– Puede que los partidos y la futura oposición se relacione bien con el gobierno, pero eso no quita que en la Convención sigan rechazándolos o tratándolos como minoría, ¿cómo lo ve?

“A mí me gustaría que el próximo Gobierno que tiene mayoría en la Convención, influya positivamente en llegar a consensos por una Constitución que nos permita convivir juntos a todos y todas y que sea verdaderamente una casa común como ha dicho tantas veces, y no una casa en que algunos simplemente no pueden vivir su propia identidad o proyecto de vida. Claro la Convención tiene su propia autonomía, su propia velocidad y ritmos, pero también tienen una oportunidad, sobre todo en la centroderecha, que es pensar no solamente cuáles cosas querríamos cambiar de la Constitución actual sino que como nos imaginamos el país en 15 o 20 años.

Y a pesar de que haya algunos que quieren censurar esas opiniones y cancelarlas, creo que en sí mismo el ejercicio es valioso. Eso va a ser un insumo que aunque sea rechazado en la Convención es un insumo muy valioso para las ideas de la centroderecha (…) lo que nos están pidiendo los chilenos es que hayan cambios y los quieren en paz, no quieren una polarización y que termine haciendo de nuestro país un archipiélago, la convivencia por separado en vez de en conjunto que es lo que ha estado haciendo más crisis en la política y en nuestras instituciones”.

– En el sector parece instalarse la idea de que la opción Rechazo es el camino que inevitablemente se seguirá, ¿usted cómo lo ve, usted estaría por el Rechazo?

“Yo creo que es demasiado pronto para tomar esa decisión, creo que falta tiempo, se pueden llegar a ciertos consensos y mejorar el proceso en términos de unidad, en que se escuchen todas las partes para que haya una Constitución de todos y todas y no solo de algunos (…) Si más bien lo que va a ocurrir es una Constitución que lo que quiere es estrechar los espacios de libertad de las personas, creo que no cuadra con el sentimiento profundo nacional. Dicho eso, creo que hoy es demasiado pronto para tomar esa decisión, creo que sería un error anticiparse a ello y yo por lo menos quiero todavía esperar a ver cómo sigue el trabajo de la Convención, porque soy un convencido de que necesitamos un nuevo pacto social y modificar nuestra Constitución sí o sí.

Pero como han dicho muchas personas, si esa nueva Constitución lo que hace es restringir las libertades de las personas en vez de ayudar a solucionar nuestro problema de convivencia, hay que intentar llegar a ese acuerdo, a proponer las ideas, las propuestas que se vean, que la ciudadanía las vea y espero que el próximo gobierno, que tiene mayoría en la Convención, se haga también cargo de eso, porque a ellos les va a tocar implementarlas”.

– ¿Es una mala noticia que la propuesta constitucional se aprobara eventualmente 51% versus 49%?

“Yo creo que sí, porque significaría que es una Constitución en disputa que es lo mismo que hemos tenido hasta el momento, la Constitución actual si bien dejaba que cada persona hiciera su proyecto de vida, cumplió un ciclo, y una que se aprueba mitad, mitad, en el fondo es una Constitución en disputa y yo lo que esperaría es que haya una Constitución que los incluya a todos y a todas para que pueda darnos estabilidad bajo el mismo techo, Chile, por lo próximo 30 o 40 años.
Entonces si se aprueba 51%-49%, claro se aprobó y uno respeta los procesos democráticos, pero significa que va a haber una Constitución en permanente disputa”.

Fuente: Emol.com

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