Por Carol Calderón, Jefa social de Hogar de Cristo en Antofagasta.
Inmediatamente después del discurso de la última cuenta pública del presidente Gabriel Boric, la directora social nacional del Hogar de Cristo, Liliana Cortés, sacó cuentas y las convirtió en una breve carta. Escribió: “Dos horas y 32 minutos. Cuarenta y siete carillas. Más de 16 mil palabras. Y la palabra pobreza fue dicha una sola vez”.
Esa fue la proporción simbólica que recibió el tema de la pobreza en el discurso presidencial. Ni una palabra sobre las personas en situación de calle. El Censo 2024 contabilizó 21.750, pero en el Hogar de Cristo sabemos que son varios miles más. Tampoco se mencionaron los campamentos, una omisión que se aprecia por tercer año consecutivo. Hoy existen 1.428 asentamientos informales, donde viven 120.584 familias, la cifra más alta desde que se tiene registro, de acuerdo a las cifras de TECHO-Chile. ¿No merecían al menos una línea?
En cambio, la seguridad ciudadana, el crecimiento económico y la inversión extranjera ocuparon espacio, desarrollo, narrativa. No es que esos temas no importen. Importan mucho. Pero también importa lo que se dice apenas o no se menciona. Y eso —como bien dijo Ignacio Saffirio, de TECHO-Chile— también construye política: “Lo que se omite es tan importante como lo que se dice”.
Lo que se omitió no es menor. No es un olvido técnico ni un descuido en la edición. Es una omisión sistemática. No se habló de personas en situación de calle, fue como si no existieran. No se habló de campamentos, aunque haya más que nunca.
El problema no es semántico. Es político. Porque lo que no se nombra no se prioriza, y lo que no se prioriza no cambia. Y ahora que comienza el ciclo electoral, que ya asoman candidaturas presidenciales en busca de micrófono, conviene tomar nota: ¿Van a repetir el mismo libreto? ¿Van a construir su proyecto sin mencionar a quienes siguen esperando respuestas a necesidades básicas?
Porque si van a dedicarle a la pobreza el mismo tiempo que esta cuenta pública —una sola línea en 16 mil palabras—, entonces ya sabemos lo que viene: más de lo mismo. Por eso, nosotros y varias otras organizaciones sociales estamos convocando a los candidatos que aparecen mejor posicionados en las encuestas a responder lo esencial: ¿Y, usted presidenciable, cómo piensa reducir la pobreza?