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Almas acostumbradas

Rodrigo Rojas – Rector Universidad Santo Tomás.

En los últimos meses la región ha enfrentado una serie de sucesos trágicos. La desaparición de tres jóvenes en Copiapó y la muerte por suicido de una estudiante de enseñanza media han conmocionado a una ciudadanía poco habituada a hechos de alto impacto.

La ocurrencia de estos hechos enluta a nuestra capital regional y nos entristece por involucrar en ellos a jóvenes que están iniciando su trayectoria vital.

Nos impacta que alguien se sienta impulsado a terminar con su vida producto de sentirse incomprendido y no acogido entre sus pares y en su entorno escolar. La tendencia de los jóvenes a pensar que la opción de suicidarse es válida como forma de resolver situaciones conflictivas pareciera que sigue una preocupante trayectoria de normalización. Tiempo atrás, profesionales de Santo Tomas que hicieron una intervención en un establecimiento de enseñanza media relataban alarmados el como a través de dibujos, alumnos de primero medio hacían patente que ante situaciones de conflicto el suicidio les parecía una opción que antecedía a otras formas de abordar el problema.

En la desaparición de las tres jóvenes hubo una aparente demora en su búsqueda, lo que consolida la sensación de que para algunos sectores la justicia es lenta y que la investigación se acelera solo cuando adquiere connotación a través de la cobertura de los canales de televisión. Asimismo, la posterior detención de un sospechoso que tenía antecedentes previos y que luego de ello se encontraba en libertad trabajando en un servicio de alta demanda y de contacto entre personas como es la locomoción colectiva, agudizó la percepción de indefensión de numerosas mujeres que se manifestaron por la ciudad.

En ambos casos no podemos dejar de preocuparnos y conmovernos porque somos padres, hijos, hermanos y amigos de quienes pueden ser víctimas de hechos luctuosos que ahora aparecen con mayor riesgo de transformarse en realidad para cualquiera, aumentando la preocupación por la seguridad, especialmente de las mujeres jóvenes.

Días atrás vi una película en que un adolescente le pedía a su madre intervenir cuando en un supermercado veía a un hombre joven que agredía a su pareja, una chica que se observaba indefensa ante la fuerza de él. Ante esto su madre le decía, no debemos meternos pues no es nuestro problema, no debemos intervenir porque el muchacho es violento y es problema de ellos…. Entonces el niño interpelaba a su madre diciéndole que “más peligroso que tener un alma violenta es tener un alma acostumbrada” …

Entonces, no debemos observar impávidos estos hechos como parte de lo que cotidianamente nos puede suceder. No debemos acostumbrarnos.

 

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