Seis años han pasado desde ese 29 de diciembre de 2013 cuando un accidente cambió radicalmente y para siempre la vida del multicampeón de la Fórmula Uno, Michael Schumacher. El considerado como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos se encontraba esquiando en la estación alpina de Méribel junto a su familia cuando tras una caída se golpeó la cabeza contra una roca. Un helicóptero debió trasladarlo a un centro asistencial.
“Ha necesitado inmediatamente una intervención de neurocirugía. Se encuentra en estado crítico”. Ese fue el primer parte médico oficial entregado y una de las pocas informaciones que se daría a conocer desde entonces sobre el estado de salud del ex piloto de Ferrari.
Y es que casi de inmediato su familia decidió instalar un cerco mediático que evitara cualquier tipo de filtración de información sobre su real estado. Por ello, tras seis años, aquí recopilamos lo que se sabe de la salud del alemán.
Seis meses después del accidente, en junio de 2014, Schumacher fue trasladado al hospital universitario de Lausana, Suiza.
Tras estar más de 250 días entre hospitales, finalmente su esposa Corinna y su representante, Sabine Kehm, tomaron la decisión de trasladar al piloto a su hogar en Gland, Suiza. Una mansión a orillas del Lago Geneva que fue reacondicionada para mantener con vida al ex deportista.
Tiempo después medios internacionales aseguraron que los costos médicos de esa decisión ascendieron a más de 160 mil euros por semana, cifra que habría obligado a la familia a subastar varios objetos preciados.
El ostracismo de la familia Schumacher ha llevado a que durante todos estos años surgieran un sinnúmero de informaciones respecto al real estado de salud del campeón de la F1, las cuales en su mayoría no han podido ser comprobadas, mientras que otras han sido negadas por la propia esposa del germano, quien incluso demandó a algunos medios de comunicación por ello.
Sin embargo, en septiembre 2016, el abogado de la familia, Felix Damm, reveló que el ex corredor no podía caminar, dando por primera vez en años un detalle de su situación.
Luego, en agosto de 2018, un familiar le dijo a la revista Paris Match que “cuando lo pones en su silla de ruedas frente al hermoso panorama de las montañas que miran al lago, Michael a veces llora”.
Más tarde el arzobispo Georg Ganswein detalló a la revista Bunte: “Me senté frente a él, lo toqué con ambas manos y lo miré. Su cara, como todos sabemos, es la típica cara de Michael Schumacher; sólo se ha vuelto un poco más rellena”.
FUENTE 24HORAS
