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“Ansiedad” y “mala señal”: Expertos calibran costos para Jara por traspié con cantante urbano en el comando

Apenas tres horas alcanzó a permanecer en el nuevo comando de Jeannette Jara, el cantante urbano “Balbi el Chamako“, cuyo nombre real es Patricio Oñate Herrera.

Esto, porque pocos minutos después de que el cantante fuera presentado como uno de los 45 embajadores del “comando 2.0” -según lo definió la candidata-, se conoció que Oñate se mantiene en calidad de imputado por violencia intrafamiliar (VIF), desde diciembre de 2024.

Según reveló La Tercera, el cantante urbano no se presentó a la audiencia de procedimiento abreviado del pasado 15 de octubre, por lo que la Fiscalía ordenó que se le notificara nuevamente. La nueva fecha quedó fijada para el 1 de diciembre, y en caso de no concurrir, se despachará una orden de detención en su contra.

Oñate estuvo durante todo el evento de presentación del nuevo comando -en el centro de Santiago-, al lado de la candidata Jara, por lo que su aparición fue ineludible. Con un estilo propio de los cantantes urbanos, el joven no pasó desapercibido; así como tampoco pudo hacerlo su situación judicial.

Debido a ello, desde el comando emitieron una declaración pública donde anunciaron la salida de Oñate. “Hemos tomado conocimiento de eventuales antecedentes judiciales vinculados a quien sería uno de los embajadores de esta campaña, el artista urbano Balbi El Chamako. Lo que corresponde en este caso es que el proceso continúe y se esclarezca lo denunciado”.

“En virtud de lo anterior, el artista no formará parte del equipo de embajadores de esta campaña”, señalaron.

Aunque por razones diferentes, Jara ya había enfrentado la salida de un colaborador; en este caso, del sociólogo Darío Quiroga, hombre considerado “clave” en su coordinación estratégica. Su salida estuvo marcada por la polémica que generaron sus dichos en torno a los votantes de Franco Parisi y el PDG, grupo de la ciudadanía que, en esta etapa, es parte de aquellos que Jara debe ir a buscar para mejorar su 26% de la primera vuelta.

¿Qué falló en el caso de Oñate? ¿Fue un error de coordinación estratégica o ansiedad? En conversación con Emol, expertos ponderan las eventuales causas del “impasse” y cuál es el costo para el nuevo aire que busca impregnar la candidata oficialista en su comando.

“Ansiedad” y “desorden”

Hay consenso entre los expertos en que fue un error incluir a Oñate en el comando, como parte de una estrategia de atraer más jóvenes. Otros, en tanto, van más allá, y apuntan a una desorientación más general, al tener demasiados nombres en un intento de abarcar más, lo que podría generar el efecto contrario: quitarle consistencia a la campaña.

Otros, en tanto, apuntan a una “ansiedad” del equipo de Jara que quedó registrada en las decenas de imágenes -ya imborrables- del evento, con “Balbi el Chamako” junto a Jara.

Marco Moreno, analista político de la U. Central comenta que en segunda vuelta “no hay margen para errores no forzados, y el episodio del cantante urbano revela precisamente eso: un comando que reacciona rápido, pero que no está anticipando riesgos básicos”.

“La presencia del ahora exembajador en todas las fotos de presentación muestra un déficit de coordinación estratégica y cierta ansiedad por ampliar apoyos sin un debido control político. No es un problema catastrófico, pero sí una señal de desorden en un momento donde cada gesto pesa el doble”, precisó.

Por su parte, Eric Latorre, director del Magíster de Gobierno y administración pública de la U. Autónoma, subraya que “el caso del cantante urbano lo que hace es mostrar parte este escenario de desorden, de falta de estrategia, donde se están apresuradamente sumando nombres, equipos, donde además no queda muy claro que sean consistentes”.

“La estrategia se les volvió en contra”

Para Asunción Poblete, investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), hay varios errores en la reestructuración del comando de Jara, lo que a su juicio, no revela más que “desorientación”.

La experta plantea que “nombran a un humorista (el Coronel Valverde) y a un cantante urbano (Balbi el Chamako), como si eso fuera a motivar a al voto joven y/o apolítico que perdieron. Denota ansiedad porque no revisaron ni el prontuario del cantante y la estrategia se les volvió en contra”, comenta.

Si bien la experta destaca que “el comando 2.0 se ve estructurado y con nombres de peso, creo que adolece de los mismos problemas que antes tuvo Evelyn Matthei. Esto de nombrar muchos voceros y todos muy distintos entre sí puede quitarle consistencia a la campaña y da más espacio para que estos se terminen mandando solos y cometan errores”.

Latorre complementa que ha pasado ya una semana desde la primera vuelta y la candidata Jara “no presenta una estrategia clara, no ha mostrado dominio de la agenda, ni capacidad de liderar algún tema y de efectivamente levantarse como una alternativa”.

En línea con lo anterior, el analista destaca que la salida de Darío Quiroga no es casual. “Quiroga no solamente sale por sus dichos anteriores, sino que derechamente obtuvo un muy mal resultado en la campaña y tenía que salir, pero no lo hizo como debió, es decir, el mismo domingo. Eso muestra que no hay una coherencia”.

Latorre también encuentra dificultad en la “comunión” de Jara y la senadora Vodanovic -quien asumió como jefa de campaña-, porque la también timonel PS “ha sido muy crítica con este Gobierno y con muchas posiciones del propio Frente Amplio y el Partido Comunista”. Misma dificultad ve respecto a Francisco Vidal, “que viene de otra trayectoria y con otro discurso”, subraya.

El “costo” de las “improvisaciones”

Expertos también destacan que los costos que tienen este tipo de “improvisaciones” resultan muy altos en esta carrera tan agitada y acotada de la segunda vuelta, y que puede entregar mensajes confusos a la ciudadanía.

El analista político de la UNAB, Felipe Vergara, considera que el impasse protagonizado por el comando de Jara “revela desorden, ansiedad y falta de coordinación estratégica, porque en un momento tan sensible es verdad que hay que actuar con prontitud, pero esa prontitud tiene que ir con los resguardos necesarios para no caer en estas imprecisiones que se las van a sacar durante el resto de campaña“.

El experto añade que “las improvisaciones es algo que hoy día se paga muy caro, porque los tiempos para resarcir estas descoordinaciones es muy acotado”.

“Entonces es una mala señal, especialmente cuando son estas las causales de por qué se hace el cambio (denuncia por VIF). Y aunque suceden -ha pasado con ministerios- es algo que acompaña y pesa”, agrega.

El analista subraya que “siempre el que explica se complica, y tener que estar aclarando lo que se hizo bien o lo que se hizo mal es dañino para una campaña”.

En la misma línea, Guillermo Bustamante, académico de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes, también pone en relieve lo “significativos” que resultan este tipo de “errores no forzados”.

“Por un lado, demuestran desprolijidad al momento de seleccionar a los miembros del equipo y una ansiedad por acercarse segmento de la población que puede aportar una cantidad de votos interesantes. Ahora más que nunca los candidatos tienen que demostrar capacidad de gobernabilidad y de liderazgo, y este tipo de acciones no ayudan a eso”, precisa.

Asimismo, enfatiza que en estos momentos de la campaña lo que la ciudadanía quiere ver “son acciones concretas que permitan reforzar la elección que hicieron en primera vuelta o tomar un rumbo nuevo para quienes tienen que buscar una opción. Entonces los errores de este tipo o del restarse de debates, no ayuda a la deliberación popular“.

Fuente: Emol.com

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