Expertos subrayan que este tipo de sufragio puede darse con mayor preponderancia en “sectores menos politizados, que son la mayoría de la población”.
Quedan 15 días para las elecciones presidenciales y parlamentarias, contienda que ha mostrado variaciones en esta última semana en la carrera a La Moneda, pues si bien se mantiene Jeannette Jara (PC) y José Antonio Kast (REP) en las primeras preferencias, el abanderado del PNL, Johannes Kaiser, ha logrado situarse en tercer lugar en algunos sondeos.
En tanto, la carrera parlamentaria, también enfrenta sus propias contiendas clave con figuras “fuertes”, como la del Distrito 7 (Quinta Región Costa), o el Distrito 9 -Cerro Navia, Conchalí, Recoleta, entre otras-, que el mes pasado dio un giro luego que Daniel Jadue quedara fuera de la papeleta.
La duda es cuánto pueden traspasar los candidatos a La Moneda a sus listas de postulantes al Congreso Nacional o viceversa.
En ese sentido, no sería extraño que un elector opte por un candidato presidencial pero que en la papeleta de la opción parlamentaria apuesten por un nombre de otra colectividad, en un ejercicio que se denomina “voto cruzado“.
“Es muy probable que se produzcan votos cruzados entre candidatos a diputados, senadores, en las regiones donde corresponda, y candidatos presidenciales”, sostiene Aldo Cassinelli, director de la Escuela de Gobierno de la U. Autónoma.
En la misma línea, Jaquelin Morillo, académica Facultad Economía, Negocios y Gobierno U. San Sebastián, precisa que “el voto cruzado es un fenómeno posible y frecuente en sistemas electorales con elecciones concurrentes de distinta naturaleza, como el caso chileno”.
Las razones del voto cruzado
Hay varios elementos que pueden incidir en que se dé un voto cruzado en esta elección: que la ciudadanía distingue claramente entre la elección presidencial y parlamentaria, que en materia de aspirantes al Congreso predomina el conocimiento y cercanía, y que el ejercicio de votar por un candidato presidencial X, pero un candidato al Parlamento Y, no es visto como una contradicción.
Casinelli explica que “la lógica del votante a diputado o parlamentario en general puede, sobre todo en ciertos sectores, tener una dinámica mucho más de cercanía que la votación presidencial. Y, por lo tanto, es muy probable que se den esta lógica de votante por el representante presidencial republicano y parlamentarios de Chile Vamos“.
“Y lo mismo, eventualmente, puede pasar con la lista que se levanta respecto de la candidata Jara y las dos listas que lleva la izquierda en ciertas regiones. Y, por lo tanto, no sería extrañar aquí el voto cruzado entre ambos”, sostiene.
Por su parte, Eolo Díaz-Tendero, Director del Observatorio Regional de la Universidad de O’Higgins, coincide en que el voto cruzado “es una posibilidad real, en tanto la ciudadanía, justamente, no lo entiende como voto cruzado dado que, como lo muestran los estudios, tanto cuantitativos como cualitativos que se han hecho este último tiempo, la ciudadanía está adscribiendo a un liderazgo”.
En el fondo, la orientación del votante está cada día menos marcada a partir de una representación de un escenario marcado por el eje izquierda-derecha, “sino que genera sus opciones y toma las decisiones, pensando y evaluando los liderazgos desde la lógica de quienes ofrecen más alternativas de solución a sus problemas más sentidos”.
De hecho, el analista destaca que algunos estudios “registran testimonios de personas dicen estar entre Jara o Káiser, sin que ello represente una incoherencia para esos votantes”, y bajo esa lógica, “lo mismo puede suceder en una votación parlamentaria”.
“Un votante de opción presidencial X puede votar por un parlamentario que apoya una opción presidencial Y, sin que ello sea vivido como una incoherencia, sobre todo en sectores menos politizados, que son la inmensa mayoría de la población. Esto, porque evalúan las capacidades de resolver problemas de los liderazgos, primero que sus adscripciones ideológicas”, zanjó.
Morillo, por su parte, añade que la lógica detrás de este comportamiento radica en que el electorado puede diferenciar entre la dimensión presidencial y la parlamentaria. “Mientras que en la presidencial los votantes tienden a priorizar liderazgos personales y capacidad de competir en segunda vuelta, en la parlamentaria pesan factores como la cercanía territorial de los candidatos, la identidad partidaria y sectorial o la expectativa de equilibrio de poder en el Congreso“.
“Así, un ciudadano puede optar por Kast en la elección presidencial, motivado por afinidad ideológica o por razones estratégicas, y al mismo tiempo respaldar a un candidato parlamentario de Chile Vamos, buscando que el Congreso tenga mayor pluralismo y contrapesos institucionales”, ejemplifica la experta.
Ese comportamiento, refleja un cálculo racional: “los votantes diversifican su apoyo para maximizar influencia, balancear poderes y moderar eventuales riesgos de concentración política. En consecuencia, el voto cruzado no debilita necesariamente a los bloques, sino que puede ser interpretado como una manifestación de la sofisticación del electorado y de la dinámica multipartidaria chilena“.
¿A quién beneficiaría el “voto cruzado”?
Los expertos descartan que exista un sector en concreto que pueda resultar más beneficiado que otro a raíz del voto cruzado, alejándose así de la idea de un “trasvasije mecánico de apoyos”, pero aún así, proyectan algunas tendencias.
Díaz-Tendero sostiene que “no se podría decir a qué candidatura específica va favorecer el voto cruzado entre un liderazgo presidencial y opciones parlamentarias”, dado que ese potencial cruce se daría por la identificación que la ciudadanía realice de candidatos que le sean más cercanos a sus necesidades de resolver sus propios problemas.
“Y eso es transversal, no depende de una adscripción ideológica o de una adscripción presidencial, sino fundamentalmente del modo en que sea percibido el liderazgo ya sea presidencial, como el parlamentario”, comenta.
En ese sentido, lo que sí puede marcar ese potencial cruce “son aquellos aquellos liderazgos presidenciales, que empujen arrastren hacia al liderazgo parlamentario, en tanto, sean capaces de marcar con mayor claridad, su adscripción y su empuje por medidas concretas, tangibles, de relato, fácil y que se hagan cargo de los requerimientos concretos de los ciudadanos”.
En la misma línea, Morillo subraya que es cierto que el voto cruzado puede convertirse en un elemento clave en esta contienda, pero “su efecto no es lineal ni unidireccional, sino que tiende a distribuir beneficios según el nivel de competencia y la naturaleza de cada elección“.
“En la arena presidencial, este fenómeno podría favorecer a candidaturas con perfiles más polarizantes, como la de Johannes Kaiser, ya que ciertos votantes pueden sentirse atraídos por un liderazgo con mayor nitidez ideológica en la primera vuelta, aun cuando busquen limitar sus efectos mediante otras decisiones de voto”, dice la experta.
En paralelo, en la dimensión parlamentaria, “el voto cruzado tiende a beneficiar a coaliciones con presencia territorial consolidada y estructuras organizativas más robustas, como Chile Vamos“.
“Esto ocurre porque un segmento del electorado, aun inclinándose por opciones presidenciales disruptivas, prefiere equilibrar su decisión entregando representación legislativa a partidos con mayor capacidad de institucionalizar el poder y garantizar gobernabilidad”, cerró Murillo.
Fuente: Emol




