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“Delitos en cadena”: El aumento de ilícitos “menores” para pagar y cometer otros “mayores”

Un fenómeno se distingue durante las últimas semanas en el país: las organizaciones cometen delitos para así obtener bienes con los que más tarde perpetrarán otros ilícitos de mayor connotación, incurriendo en múltiples robos y crímenes violentos.

La Policía de Investigaciones (PDI) informó esta semana que desbarató una organización criminal dedicada a la comercialización de vehículos robados y al intercambio de los mismos con bandas bolivianas por droga, armas de fuego o dinero en efectivo.

A ese caso se suman otros dos procedimientos que se vinculan con este modus operandi. Uno de ellos se trató de la detención de dos sujetos que eran miembros de una banda que realizaba robos de vehículos en la Región de La Araucanía para cambiarlos por drogas en Bolivia; el segundo operativo se denominó “Contra Reloj”, en el cual se desarticuló una estructura delictual abocada a cometer turbazos en la Región Metropolitana: los imputados cometían encerronas para luego asaltar viviendas utilizando los transportes sustraídos.

Análisis de la PDI

El subprefecto Luis Navarrete, Jefe de la Brigada Investigadora de Lavado de Activos, explicó que los delincuentes comenten esta seguidilla de ilícitos para “resguardar su identidad”. “Esto no solo para evitar ser reconocido, sino que también para poder dificultar el trabajo del organismo encargado de la persecución penal en torno a que no exista un vínculo directo entre el delincuente y los medios utilizados para cometer este delito”.

Ejemplifica su punto aludiendo a los casos de sicariatos, en los cuales lel arma que usan los autores del crimen “no es un arma inscrita a su nombre, seguramente fue adquirida a través de un robo o comprada en el mercado negro. Lo mismo pasa en el vehículo que se desplaza, que es muy probable que sea un vehículo robado”.

Refiriéndose a los turbazos, apunta a que “antes de que estas bandas ingresen de manera violenta a una casa o a un local comercial, ya han realizado un ilícito previo, como el robo de un vehículo que no los va a vincular directamente con el delito y les posibilita ‘un anonimato'”.

Incluso, los delincuentes también realizan otros ilícitos con el fin de utilizar las ganancias ilícitas, perpetrando lavado de activos. “Necesariamente, para poder hacer uso de estos dineros obtenidos de un ilícito, debe necesariamente ocultar o alejarlo lo que más pueda de su origen ilícito y esto a través de diferentes técnicas y tipologías para ese fin”.

Académicos

El experto Luis Toledo precisa que “en la primera fase, las bandas cometen delitos aparentemente ‘menores’ —robo de autos, de teléfonos móviles, de identidades—, pero con un objetivo claro: generar activos que puedan utilizarse como herramienta o moneda de cambio para expandir su capacidad delictiva”.

“La segunda fase corresponde a la ejecución del delito mayor: el medio previamente obtenido se transforma en un instrumento logístico que reduce riesgos, amplía ganancias o facilita otro tipo de delito”, añade.

Complementa indicando que “un vehículo robado de gama media puede luego ser utilizado para asaltar un auto de alta gama, o puede servir de trueque para obtener cargamentos de drogas; un teléfono móvil robado puede permitir la activación de una SIM que habilite el acceso a cuentas bancarias de la víctima”, entre otros delitos.

Gloria Mancilla, académica de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca, expone que “cada vez más, observamos cómo ciertos ilícitos funcionan no como un fin, sino como un medio para la comisión de otros delitos de mayor rentabilidad, permanencia o impacto. Este fenómeno corresponde a la instrumentalización delictiva, una forma de criminalidad planificada que evidencia la creciente racionalización de las bandas organizadas.

No hablamos aquí del ladrón oportunista, sino de estructuras que piensan el delito en cadena”.

Por su parte, Pablo Urquizar, del Observatorio del Crimen Organizado y Terrorismo (OCRIT), señala que “el fenómeno se puede describir como una criminalidad por etapas en la que organizaciones o bandas cometen ilícitos de menor o mediana intensidad como medios instrumentales —para financiarse, obtener logística o crear condiciones— con el objetivo de perpetrar después un delito de mayor rendimiento o menor exposición”.

“Es una estrategia delictual racional: el delito-medio cubre necesidades puntuales (efectivo rápido, vehículos, documentos, control territorial) que permiten acceder a mercados más lucrativos (tráfico de drogas a gran escala, contrabando, trata de personas, blanqueo). En la práctica esto convierte a la estructura criminal en una economía diversificada donde actividades aparentemente desvinculadas funcionan como eslabones de una cadena productiva ilícita o que genere mayores ganancias”, cerró.

Fuente: Emol.com

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