En el Día Internacional de las Catedrales conocer las más significativas es un ejercicio cultural importante, en esta nota presentamos un recorrido por las edificaciones que transformaron la historia urbana, técnica y cultural de Occidente.
Las catedrales, más que templos religiosos, son organismos vivos que condensan siglos de conocimiento técnico, disputas de poder, transformaciones urbanas y simbolismos colectivos. En su arquitectura se cruzan la ingeniería, la espiritualidad y la política, convirtiéndose en nodos estratégicos de articulación territorial y centros de innovación constructiva.
En el Día Internacional de las Catedrales, celebrado cada 19 de octubre, repasamos cinco obras que marcaron un antes y un después en la historia de la arquitectura mundial.
Como explica la arquitecta e investigadora del Campus Creativo UNAB, Nuria Chiara Palazzi, “las catedrales constituyen uno de los tipos edificatorios más complejos de la historia de la arquitectura. Funcionan como organismos vivos en permanente transformación que condensan siglos de conocimiento técnico, disputas de poder, transformaciones urbanas y simbolismos colectivos”.
A continuación, presentamos las cuatro más relevantes del mundo y una nacional:
Notre-Dame de París (1163–1345)
Símbolo del gótico francés, Notre-Dame representa la madurez temprana del sistema esquelético medieval. Su estructura con bóvedas ojivales sexpartitas, pilares fasciculados y arbotantes permitió alcanzar alturas interiores de 33 metros, reduciendo la masa muraria típica del románico. Esta racionalización técnica transformó la relación entre espacio, estructura y luz, convirtiendo a la catedral en un modelo replicado por siglos. Tras el incendio de 2019, su restauración ha movilizado a expertos de todo el mundo, con miras a su reapertura en 2024.
Santa María del Fiore, Florencia (1420–1436)
Filippo Brunelleschi diseñó una cúpula autoportante de 45,5 metros de diámetro, basada en un sistema de doble cascarón con nervaduras radiales y anillos de compresión. Esta solución permitió erigir una cubierta monumental sin cimbras, anticipando principios fundamentales de la ingeniería estructural moderna. El domo florentino se convirtió en un modelo técnico y simbólico replicado a escala global, y aún hoy domina el skyline de Florencia.
Basílica de San Pedro, Roma (1506–1626)
Con 136,6 metros de altura total, la cúpula diseñada por Miguel Ángel se apoya en un tambor reforzado con anillos de hierro forjado. La composición espacial centralizada articula monumentalidad barroca y control estructural, convirtiendo a San Pietro en referencia internacional para templos posteriores. Su influencia se extiende a América Latina, donde muchas catedrales replican su lógica espacial y simbólica.
Catedral de San Basilio, Moscú (1555–1561)
Atribuida a Posnik Yakovlev, esta obra organiza ocho iglesias en torno a un núcleo central, con muros portantes de ladrillo cocido y bóvedas de cañón. Su sistema resistente se distingue de la envolvente decorativa, lo que permite eficiencia estructural en clima extremo. San Basilio representa una tradición constructiva autónoma, vinculada a la consolidación política y religiosa de la Rusia zarista.
Catedral Metropolitana de Santiago de Chile (1748–1800)
Dirigida en sus etapas finales por Joaquín Toesca, esta catedral adapta la tipología europea a un territorio sísmico. Sus muros de gran espesor, bóvedas de cañón rebajado y contrafuertes discretos responden a la necesidad de estabilidad frente a aceleraciones laterales. La lógica constructiva optimiza la respuesta estructural frente a solicitaciones dinámicas, estableciendo un modelo ajustado a las condiciones de riesgo locales.
Más allá del culto: arquitectura como lenguaje universal
Cada una de estas catedrales corresponde a un momento técnico y cultural específico. Notre-Dame consolida el sistema gótico esquelético; Santa Maria del Fiore formula una ingeniería cupular innovadora; San Pedro articula monumentalidad barroca y control estructural; San Basilio desarrolla un lenguaje modular autónomo; Santiago de Chile adapta la tipología a un contexto sísmico.
“Estas obras combinan sistemas estructurales de alta sofisticación, programas espaciales jerarquizados, estrategias de durabilidad material y una inserción planificada en la trama urbana”, señala Palazzi. “Se convirtieron en referentes técnicos, políticos y culturales de largo alcance”.
Día Internacional de las Catedrales: una efeméride para redescubrir el patrimonio
Celebrado cada 19 de octubre, el Día Internacional de las Catedrales invita a reflexionar sobre el valor histórico, arquitectónico y simbólico de estos templos. Mientras las catedrales históricas definieron la ciudad y el poder, las contemporáneas enfrentan el reto de redefinir el sentido de lo sagrado en un contexto urbano denso, tecnificado y culturalmente plural.
“Su potencia radica menos en dominar el territorio y más en articular arquitectura, técnica y experiencia simbólica en un equilibrio sutil y deliberado”, concluye Palazzi. “Su desafío hoy no es construir nuevas centralidades, sino construir significado”.
Fuente: UNAB