A nivel global, el autocuidado permite ahorrar 119 mil millones de dólares al año, transformándose en un pilar fundamental para construir sistemas de salud sostenibles y empresas más resilientes.
El autocuidado se consolida como una de las estrategias más efectivas para mejorar el bienestar laboral y optimizar el desempeño de las organizaciones. Según el Self-Care Readiness Index Report 2025, elaborado por la Global Self-Care Federation, estas prácticas generan ahorros globales estimados en 119 mil millones de dólares anuales y liberan 1,8 mil millones de horas médicas, al tiempo que fortalecen la prevención y manejo de enfermedades no transmisibles y favorecen un envejecimiento saludable.
Para las empresas, estas cifras representan una oportunidad no solo de reducir costos asociados a ausentismo y licencias, sino que también de fortalecer el compromiso y la productividad de sus equipos mediante estrategias adaptadas a su realidad. Sin embargo, la efectividad del autocuidado no depende únicamente de implementar actividades genéricas, sino de diseñarlas en coherencia con la cultura y las características de cada organización.
“Cualquiera de estas técnicas puede ser conocida y genérica, pero no tienen el mismo impacto solo por ser implementadas en un centro de trabajo. Deben conversar con las características de nuestros equipos y de la cultura organizacional”, señala Paz Pérez, Subgerente de Salud Ocupacional y Calidad de Vida de Workmed.
“Cuando incorporamos el autocuidado como parte de la estrategia de salud ocupacional y no como acciones aisladas, los beneficios se multiplican: disminuye el ausentismo, mejora el compromiso y se genera un impacto positivo tanto en la salud de las personas como en los resultados del negocio”, agrega Pérez.
Claves para incorporar el autocuidado en las empresas
La experta destaca que son varias acciones las que se pueden implementar para lograr una cultura del autocuidado al interior de las empresas, tales como:
- Acciones concretas y personalizadas: Las empresas pueden promover el autocuidado mediante chequeos preventivos periódicos, talleres sobre estrés o nutrición, programas de alimentación saludable, pausas activas y masajes en silla. Pérez enfatiza que lo fundamental es alinear estas iniciativas con políticas corporativas de salud integral, considerando factores sociodemográficos y diseñando un plan que integre acciones sostenidas y no actividades aisladas.
- Aprovechar las tecnologías digitales: Aplicaciones y plataformas permiten monitorear parámetros de salud, enviar recordatorios, ofrecer contenidos educativos y recopilar datos para acciones preventivas. Estas herramientas impulsan la autogestión del bienestar y personalizan las recomendaciones. No obstante, advierte Pérez, “su efectividad depende de validar la facilidad de uso y la aceptación dentro de cada equipo de trabajo”.
- Liderazgo y cultura organizacional: Los líderes cumplen un rol clave en crear un entorno que valore el autocuidado sin estigmas ni sobrecarga. Deben modelar conductas saludables, garantizar condiciones adecuadas para el descanso y fomentar la participación activa de los trabajadores en la definición de beneficios.
De esta forma, una cultura que prioriza el autocuidado ayuda a reducir enfermedades físicas y mentales, disminuyendo el ausentismo y los costos por licencias. Además, mejora el clima organizacional al fortalecer el sentido de pertenencia y el compromiso de los equipos. Asimismo, es necesario recordar que el autocuidado no es un complemento, sino un pilar para sistemas de salud sostenibles y empresas más resilientes. Incorporarlo en la estrategia corporativa de bienestar puede traducirse en beneficios directos para las personas y en ventajas competitivas para las organizaciones.
FUENTE: AGENCIA