La sorpresiva renuncia de Mario Marcel al Ministerio de Hacienda, anunciada este jueves 21 de agosto, conmueve el corazón de la estabilidad económica nacional. Marcel abandona el cargo por “razones personales”, según fuentes oficiales, dejando tras de sí un vacío técnico en momentos de alta exigencia: la elaboración del presupuesto 2026, las colocaciones de bonos y un entorno internacional complejo, entre otros temas de importancia.
Desde su llegada al gabinete del presidente Boric en marzo de 2022, Marcel aportó una cuota de rigor técnico que tranquilizó los mercados. Su trayectoria, como ex presidente del Banco Central y artífice de reformas claves, lo convertía en un contrapeso esencial en una administración cuyo enfoque económico, en parte, carecía de antecedentes sólidos en ese ámbito. En ese sentido, Marcel era un “conocido” dentro del mundo económico, el que, aunque es bastante diverso, se caracteriza por un componente técnico importante.
Durante su gestión, se impulsaron reformas de gran calado: la reforma previsional, la Ley de Cumplimiento Tributario, iniciativas para apoyar a las pymes y la condonación del Crédito con Aval del Estado (CAE), proyectos todos que aportaron equilibrios técnicos a decisiones sociales urgentes.
Sin embargo, Marcel enfrentó derrotas: como en marzo de 2023, cuando se rechazó la idea de legislar la reforma tributaria, o el incumplimiento de la meta fiscal en. También estuvo bajo escrutinio por controversias como los traspasos de fondos desde Corfo al Fisco, aprobados para evitar un mayor endeudamiento, pero cuestionados como inusuales.
La frase “es la economía, estúpido”, acuñada en la campaña de Clinton-Bush en el año 1992, cobra fuerza cuando recordamos que, más allá de disputas ideológicas, lo que verdaderamente determina la vida de todas las personas es la consistencia del manejo económico de una nación. Inflación, empleo, seguridad social, inversión: todo depende de una conducción técnica robusta, no de slogans. Y, en ese sentido, la sensación es que buena parte de los logros del gobierno en estas áreas descansaban sobre los hombros de Marcel.
La renuncia abre una ventana de incertidumbre técnica en un gobierno ya tensionado. Según fuentes, podrían suceder a Marcel figuras como Heidi Berner o Nicolás Grau. Sin embargo, la pregunta clave es si estas candidaturas lograrán sostener el rigor y responsabilidad fiscal que Marcel incorporaba sin rodeos y si bien, el mercado validará al nuevo o nueva autoridad de Hacienda.
En temas como estos, no se trata de tomar posiciones partidistas, sino de reconocer que el manejo económico del Estado es una disciplina técnica crucial cuya falla tiene repercusiones directas en la sociedad. En ese sentido, un gobierno sin conducción técnica consistente y creíble, implica que las políticas públicas pierden eficacia, los mercados pierden confianza y la gente pierde bienestar. Con la salida de Marcel, el país enfrenta el riesgo de una disminución de ese contrapeso técnico, por tanto, es un gran desafío para el gobierno, lograr convocar a una persona con la validación del mercado que Marcel tenía.
Por José Navarrete Oyarce, Director Magíster en Tributación, Universidad Andrés Bello.