Los rompecabezas no solo entretienen: también son una poderosa herramienta para estimular habilidades cognitivas, emocionales y motrices en niños y niñas. Así lo destaca María Isabel Marín Gamé, directora de la carrera de Psicopedagogía de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar, quien subraya que este tipo de juego puede convertirse en un valioso recurso educativo si se acompaña adecuadamente.
“El beneficio se multiplica cuando el adulto acompaña al niño, respetando su ritmo y sugiriendo estrategias que le permitan ajustar su acción para completar el desafío”, explica la académica.
La académica de la UNAB detalla 5 beneficios que pueden resultar claves en el desarrollo infantil con el uso de los rompecabezas:
1. Mejora la atención y la observación: “Los rompecabezas promueven la concentración y la observación detallada. Al buscar piezas específicas, los niños desarrollan habilidades de búsqueda visual, fijándose en formas, colores y detalles de las imágenes”, explica la experta.
2. Enseña a aprender de los errores: “Cada intento fallido al colocar una pieza entrega retroalimentación inmediata. Esto permite al niño ajustar su estrategia, disminuir errores y fortalecer su motivación al notar sus progresos”, agrega.
“Es fácil observar cómo luego de sucesivos intentos, los niños progresan rápidamente, lo que fomenta el sentimiento de competencia y la motivación de logro”, señala Marín.
3. Potencia funciones ejecutivas: “Resolver un rompecabezas implica planificar, aplicar estrategias, tolerar la frustración y autorregular la conducta. Estas funciones ejecutivas son esenciales para enfrentar desafíos escolares y cotidianos”, dice la académica de la UNAB.
4. Estimula el razonamiento espacial: “Visualizar cómo encajan las piezas ayuda a desarrollar el pensamiento espacial. Los niños aprenden a reconocer patrones, tamaños, formas y colores para ubicar cada pieza correctamente”, especifica la directora de Psicopedagogía de la UNAB, sede Viña del Mar.
5. Fortalece la motricidad fina: “Aunque existen versiones digitales, el formato físico ofrece beneficios únicos. Manipular piezas pequeñas mejora la precisión, el control de fuerza y la coordinación viso-manual, fortaleciendo la pinza pulgar-índice”, añade.
¿Cómo acompañar el juego?
La académica de la UNAB destaca que la compañía de un adulto es fundamental en este desarrollo del niño a través de la experiencia de los rompecabezas. Para un mayor éxito, Marín sugiere algunas estrategias como:
- Observar el modelo a armar.
- Identificar elementos centrales.
- Agrupar piezas por color.
- Comenzar por esquinas y bordes.
“Es clave elegir un puzzle adecuado al nivel del niño, que sea desafiante pero alcanzable con algo de ayuda. Lo más importante es que sea un espacio de alegría, juego y entretención”, concluye la directora Psicopedagogía UNAB, sede Viña del Mar.
FUENTE: AGENCIA