Cuando un tribunal determina que un niño o niña no puede permanecer con su familia de origen, surge una necesidad urgente: encontrar un entorno afectivo que entregue estabilidad, contención y cariño. En esa búsqueda, el acogimiento familiar se convierte en mucho más que una alternativa; es una oportunidad concreta para cambiar vidas desde el amor.
El acogimiento familiar permite que los niños, niñas y adolescentes no ingresen a una residencia, sino que vivan en un hogar donde pueden vincularse emocionalmente con adultos que los cuidan de manera transitoria, pero profundamente significativa.
Profesionales en salud mental destacan este paso indicando que la vinculación temprana con un otro es fundamental para el desarrollo psíquico y una salud mental estable a futuro.
Aunque estas familias no formen parte permanente de la vida de estos niños, el impacto de una relación afectiva significativa es enorme.
Según cifras del Servicio de Protección Especializada a la niñez y adolescencia, hoy en Atacama existen 5 lactantes y niños menores de 5 años viviendo en una residencia y que podrían estar viviendo con una familia de acogida.
En este sentido César Guzmán, director regional del Servicio de Protección Especializada, recalcó la importancia de ser parte de este proceso para niños y niñas que esperan una familia.
Actualmente, varias familias en Atacama ya son parte activa del programa, pero aún queda mucho por hacer. Cada hogar dispuesto a abrir sus puertas representa un futuro más cálido y seguro para quienes más lo necesitan.