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Arquitectura verde y cohesión social

Uwe Rohwedder
Decano Facultad de Ingeniería y Arquitectura, U.Central


Mejorar la calidad de vida y lo referente al desarrollo del habitar urbano son temas que se tomarán la agenda de los candidatos a La Moneda. Siempre son temas atractivos, pero ojalá sean ejes verdaderamente prioritarios, ya que una buena gestión puede mejorar la convivencia y tener mejor salud mental.

El crecimiento de nuestras ciudades ha sido desregulado. Esto genera la necesidad de nuevos instrumentos de planificación y regulación que permitan intervenciones para mejorar las áreas verdes, servicios con microcentros y educación pública, para transformar muchos lugares de bajos estándares de calidad de vida. No es fácil, pero con voluntad política y con visiones transversales más allá de las ideologías, deberíamos, por lo menos, poner en agenda la urgencia de estos temas.

Es decir que debiera avanzarse hacia una política pública con glosa presupuestaria que permita mejorar (el diagnóstico post pandemia lo delata) nuestras formas de ocupar los espacios públicos y agregar donde faltan el componente de naturaleza por medio de parques, arbolados, jardines eficientes, muros y techos verdes para soluciones sostenibles que tendrán un alto impacto en bajar el estrés, violencia y muchas enfermedades. Es sabido y esta corroborado que el espacio construido nos afecta y su intervención debe ser un proyecto visible con metas a corto, largo y mediano plazo.

Todos los años se publica el índice de calidad de vida urbana ICVU con nuevas variables y existe hace más de 5 años lineamientos estratégicos del ONU-Hábitat. Allí se habla de generar una prosperidad equitativa, el acceso a la vivienda y vivir en armonía con el entorno natural, mejorar la diversidad biológica y aumentar la resiliencia con diseños que enfrenten mejor los desastres y conflictos.

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