Cada 28 de mayo, el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres nos invita a reflexionar sobre el derecho a una salud integral, digna y accesible para todas. Sin embargo, en este panorama se tiende a ignorar una muy importante: la salud bucal.
La sonrisa, muchas veces reducida a lo estético, es en realidad un espejo de nuestro bienestar y también de la vida que nos ha tocado vivir. Existen y se valoran los avances en salud bucal, sin embargo, sigue estando fuera del radar de las políticas públicas con enfoque de género.
Las cifras son claras: las mujeres enfrentan mayores barreras para acceder a atención odontológica y no sólo eso, también pierden más dientes. No solo se trata de costos o falta de cobertura; también entran en juego los factores culturales y sociales. Muchas mujeres postergan su propia salud por priorizar el cuidado. Esta sobrecarga de roles y responsabilidades invisibiliza sus necesidades, especialmente en contextos de pobreza, ruralidad o vulnerabilidad social.
En salud, el género importa. Y la interseccionalidad también: ser mujer, pobre, rural o migrante puede significar menos acceso, peor calidad de atención y más sufrimiento silencioso.
Necesitamos políticas públicas que reconozcan estas brechas, y estrategias que integren la salud bucodental como parte de la salud general, especialmente en los programas de salud de la mujer.
Constanza Haleby, Odontóloga y Líder de Proyectos Sociales en Fundación Sonrisas y Carolina Flores, cirujana dentista, odontopediatra, magister en salud pública (c)