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Influenza A: De la preocupación a la acción

Marcelo Castillo Navarrete Tecnología Médica, Sede Concepción.

La Influenza, también conocida como gripe, es una enfermedad respiratoria aguda que tiene gran importancia en la época de invierno por el grado de afección que provoca en las personas que la padecen, aquejando de manera muy severa a los extremos de la vida, los más pequeños y los adultos mayores. Pero también afecta al resto de la población, las personas denominadas “productivas”, provocando un deterioro importante en las cifras macroeconómicas del país.

Pero ¿de dónde viene esta preocupación? Ahora que ya hemos logrado salir “victoriosos” frente a la pandemia del SARS-COV-2, se nos puede hacer más sencillo poder entender la preocupación de las autoridades sanitarias sobre los virus que causan la influenza, en particular la influenza A.

El virus de la Influenza A fue el responsable de 2 grandes pandemias durante el siglo XX: la pandemia del 1917 y la pandemia de 1953. La pandemia de 1917, también denominada “gripe española” (a pesar de que se conoce que el virus surgió en los Estados Unidos) que causó más muertes que toda la primera guerra mundial, pero que ayudó a masificar su diseminación de la enfermedad a nivel mundial. Esta pandemia duró aproximadamente de 1917 a 1921. La segunda pandemia fue mucho menor que la anterior pero también generó una gran mortalidad entre quienes la padecían. Por estos motivos, siempre las instituciones encargadas de vigilar las enfermedades tienen un foco muy importante en la influenza causada por el virus de la Influenza A.

Este virus, tiene varias características importantes que le dan un potencial pandémico: presenta una gran variación estructural de un año a otro (como un mecanismo de evadir a nuestras defensas) y la posibilidad con fusionarse con otros virus de la misma familia. Existen virus de influenza que afectan específicamente a animales como las aves y el cerdo. En particular el cerdo tiene la posibilidad de infectarse en forma simultánea con virus de influenza aviar y de influenza humana produciendo un virus nuevo con la potencialidad de infectar al ser humano, este nuevo virus es tan distinto al virus anterior de influenza de origen humano que nuestro sistema inmune es incapaz de reconocerlo y actuar sobre él de manera eficiente.

Aquí viene la gran importancia que tienen los procesos de vacunación y las campañas para prevenir la enfermedad. Un proceso de vacunación eficiente permite disminuir la posibilidad de transmisión del virus entre las personas, y además el sistema inmune ya “conoce” el virus o una gran parte de él puede generar un respuesta mucho más eficiente y eficaz contra él. Además, como hemisferio sur tenemos “la ventaja” que el virus comienza a circula primero en el hemisferio norte y luego hacia el sur, los procesos de vacunación son más eficaces. Nuestro país ha mostrado grandes logros en este proceso, lo que ha beneficiado a muchos compatriotas desde la creación del programa ampliado de inmunizaciones y el sistema de campaña de vacunación de invierno. El lograr la mayor cobertura de inmunización permite salvar vidas y disminuir la saturación de los sistemas salud.

Hay que dejar de pensar en teorías conspiración relacionadas a las vacunas (principalmente de las ya probadas metodológicamente por años), el que cada uno de nosotros se vacune es un aporte a la sociedad ayudando al desarrollo del bienestar social.

Marcelo Castillo Navarrete

Académico Tecnología Médica

Universidad Andrés Bello

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