El último boletín estadístico sobre informalidad laboral en la Región de Atacama, publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), reveló que la tasa de ocupación informal en el trimestre enero-marzo de 2025 se situó en 28,2%, lo que representa una disminución de 1,6 puntos porcentuales en comparación con el mismo período del año anterior.
Este boletín del INE entrega una radiografía del mercado laboral en la región y plantea interrogantes sobre las condiciones de empleo y las políticas necesarias para fortalecer la formalidad en el trabajo.
El informe destaca que la reducción de la población ocupada informal fue de 3,5%, equivalente a 1.559 personas menos en el sector. Este descenso estuvo influenciado principalmente por una baja en la ocupación informal entre mujeres, cuya cifra cayó un 9,1%, mientras que la ocupación informal entre hombres registró un leve aumento de 1,4%.
Desde la perspectiva etaria, la disminución de la ocupación informal se concentró en el grupo de 15 a 34 años, con una reducción de 10,8%, seguido por el tramo de 35 a 54 años, con una baja de 8,1%. En contraste, el único grupo que presentó un alza en la ocupación informal fue el de 55 años y más, con un crecimiento del 10%.
Otro de los factores evaluados fue el nivel educativo, donde la mayor tasa de ocupación informal se registró en el nivel de educación primaria (50,4%), seguido de la educación secundaria (32,5%), técnica (18,1%) y universitaria (12,7%).
Respecto a la categoría ocupacional, el informe señaló que las personas trabajadoras por cuenta propia mantienen la mayor tasa de ocupación informal con un 74,4%, aunque con una reducción interanual de 1,2 puntos porcentuales. En tanto, las personas asalariadas privadas registraron una tasa de 16,6%, y las asalariadas públicas alcanzaron 10,6%, con una disminución de 4,8 puntos porcentuales en doce meses.
Finalmente, el análisis de las horas trabajadas evidenció que el 76,9% de las personas ocupadas informales trabajó menos de 45 horas a la semana, mientras que sólo un 17,7% superó ese umbral. En comparación, las personas ocupadas formales trabajaron un promedio de 42,8 horas semanales, 10,9 horas más que las personas informales.