Por Juan José Ronsecco, presidente de Corproa
La semana pasada el Gobierno presentó nuevas indicaciones al proyecto de ley sobre royalty minero. Las expectativas en nuestra región eran grandes, dado que la iniciativa que se estaba discutiendo era muy perjudicial, con tasas altísimas y que castigaban especialmente a aquellas operaciones de menor capacidad y costos más caros (la mediana minería, histórica en Atacama, presenta varias de estas características).
Nuestra esperanza estaba puesta en avanzar hacia un nuevo royalty que pudiera conjugar adecuados aportes al conjunto del país y, en particular a las regiones del centro norte, en un armónico equilibrio que permitiera e incentivara el desarrollo futuro de la actividad más relevante de nuestro territorio: la minería.
Lamentablemente, este legítimo anhelo y planteamiento de nuestra región no se ha cumplido y, como si fuese un “caramelo”, se anuncia un fondo de desarrollo regional… Pero para que este sueño se haga realidad, tenemos que procurar que la industria minera se dinamice y siga creciendo.
Reconocemos que el Gobierno introdujo varios cambios al proyecto de royalty, en particular, en lo que se relaciona con la estructura misma del gravamen. Pero, para desilusión de nuestro ecosistema minero regional, Hacienda decidió mantener lo más nocivo: las altísimas tasas efectivas. Nos resulta incomprensible.
La evaluación de expertos y técnicos de la industria señala que las cargas efectivas para la minería tendrán un rango entre 48 y 49%, es decir, unos 11 o 12 puntos la tasa efectiva actual. ¿Es esto razonable e incentiva la competitividad?
Claramente no, Chile quedará unos 10 puntos porcentuales sobre países como Perú, Australia o Canadá. ¿Cómo podremos competir contra ellos, países mineros que actualmente ofrecen más atractivos para el inversionista? Es necesario recordar que nuestros yacimientos mineros tienen leyes cada día más bajas, aumentando los costos de explotación.
Aún queda discusión parlamentaria. Por el bien de nuestras regiones, no queda otra que enmendar el peor error del proyecto: las tasas efectivas. Rectifiquemos el camino, por eso pedimos que se avance a un proyecto más equilibrado, que permita una mayor recaudación, pero sin perjudicar al conjunto de los encadenamientos mineros.