Cerrar

El renacer del juvenil que debutó con 15 años en la U y que hoy es goleador en Tercera División: “Beccacece fue chueco conmigo”

Caía la noche el doce de septiembre de 2012 en el Santa Laura. Benjamín Inostroza respiraba nervioso al borde de la cancha. Una semana atrás estaba en la galería gritando por la U y ese día debutaba con el equipo del que siempre fue hincha. Tenía 15 años, el pelo cortado a machetazos y gestos de niño ansioso. Pero entró y en la primera pelota que tocó convirtió. No sabía bien cómo celebrar, lloró. Todas las portadas fueron para él y casi nadie reparó en el 3-3 final. En la conferencia de prensa, Jorge Sampaoli destacó que es “un error que el jugador chileno madure tarde”.

Han pasado más de ocho años. Inostroza nunca se terminó de consolidar en el elenco azul y se fue mal del club. Su camino lo llevó por canchas duras en las que el que gambetea lo paga caro. Pensó en dejar el fútbol, estuvo sin equipo, pero hoy vive un renacer. Con seis tantos, salió goleador de Tercera División con Real San Joaquín.

“Yo pensaba que no iba a jugar el 2020 por el tema del covid. En Tercera es difícil. A veces no te pagan, los lugares donde te quedas no son muy buenos. El campeonato es duro. Los equipos no juegan bien, pero pegan harto. Los árbitros son localistas. Es difícil sobresalir. Los jugadores apichangan el tema. No son tan comprometidos. Quizá como yo salí de un equipo grande y he jugado en equipos profesionales, tengo otra mentalidad. Hay compañeros que no le toman el peso. A veces van a entrenar, a veces no. No se cuidan en las comidas”, le cuenta a Emol.

La salida de la U, Sampaoli y el dardo a Beccacece

En las inferiores siempre destacó por la facilidad para encontrar el gol. Sampaoli lo notó y lo comenzó a subir al primer equipo. Era un plantel repleto de estrellas que venía de ganar la Copa Sudamericana. Se le olvidan algunos instantes de esos días agitados, pero no las bromas de sus compañeros.

“Me molestaban en el hotel, me decían si mi mamá me había dado permiso para entrenar o ir a jugar. Me acuerdo de la primera citación me senté en el puesto de Waldo Ponce y él llega y me dice: ‘Qué haces ahí pendejo, párate, es mi puesto’. Yo todo asustado me paré. Él se rio y me dijo que tranquilo, era una broma”, relata.

Sampaoli se fue de la U a la selección, pero no se olvidó de Inostroza. Lo citó para ser sparring en el Mundial de Brasil, pero se lesionó a días del viaje. Volvió a convocarlo para la Copa América y terminó siendo la cábala. Estuvo de pelotero en el debut triunfal ante Ecuador, pero no en el empate contra México en el duelo siguiente.

El DT lo notó y le pidió que no se moviera más del borde de la cancha. El “Chuky” lo recuerda con cariño. “A lo mejor al ‘profe’ le faltó ayudarme, pero no se lo critico”, dice entre risas.
El atacante no tuvo oportunidades ni con Darío Franco ni con Cristian Romero en la U. Lo mandaron a préstamo a La Pintana y cuando volvió había asumido Sebastián Beccacece.

“En la U tomó Beccacece y él me dijo que me iba a ocupar como el juvenil que cumpliera los minutos. Después vuelvo del préstamo y se van a la pretemporada. No me llevaron y compran a un argentino y a un boliviano para que cumplan la regla de los juveniles . Beccacece nunca me cumplió lo que dijo, por eso le fue mal, era chueco. A mí después se me acabó el contrato. En ese tiempo, querían que me quedara, pero como juvenil, sin contrato. Yo les dije que no. Me ofrecieron 100 mil pesos para poder movilizarme y con eso ya no me alcanzaba. Ahí tuve que buscar otras opciones. La dirigencia de la U es muy mala”, afirma.

Inostroza partió a Audax. Si era goleador en la juvenil lo subían al primer equipo, pero la estadía fue de cuatro meses y la promesa se diluyó.

Un recorrido pedregoso

La vida es un balón redondo. Fichó en Colchagua y de ahí lo contactó otro club de la Segunda División Profesional. Cuenta que estaba todo conversado, le pagaron un mes por fuera y antes de firmar contrato lo cortaron. Aguijoneado por el tic tac del reloj, comenzó a ver si le abrían cupo en algún lado. Pero estaban todos los planteles cerrados.

Cuando estás sin equipo te comienzas a desesperar, no te llaman, no te sale nada. Después me llamaron equipos de Tercera, pero yo decía que no quería ir a jugar”, recuerda.

Rodrigo Pérez lo convenció de ir a jugar a Rancagua Sur y allí se fue reencantando. Recuperó la puntería frente al arco y se enfocó nuevamente en las metas que parecían olvidadas. Lo inmediato es volver al profesionalismo

“La verdad me falta el buen representante, el buen pituto, siempre he estado cerca de equipos en los que quiero estar, pero llega el representado de o el apitutado. Aunque la gente no lo crea, en el fútbol se ve demasiado. Pese a eso, estoy tranquilo. Me veo jugando más arriba. Estoy más maduro“, cierra.

Fuente: Emol.com

scroll to top