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60 minutos de actividad física: del papel a la transformación escolar

Actualmente, en nuestro país el sobrepeso infantil supera el 50% y el comportamiento sedentario se normaliza desde la escuela. La aprobación de la Ley de los 60 minutos diarios de actividad física marca un punto de inflexión en la política pública educativa chilena. No se trata de una norma más, sino de una apuesta por entender que el movimiento es una herramienta pedagógica y social que contribuye al desarrollo integral de los escolares.

La ley establece que todos los establecimientos de educación parvularia, básica y media —públicos y privados— deben garantizar al menos una hora diaria de juegos, actividad física o deporte integrada en la jornada escolar. Esto implica mucho más que sumar minutos de ejercicio, significa rediseñar la escuela para que los estudiantes aprendan, se expresen y se relacionen desde el movimiento. La evidencia científica señala que la actividad física estimula el desarrollo cognitivo desde la infancia. A través del movimiento se desarrollan habilidades de atención, memoria y resolución de problemas, fundamentales para el proceso de aprendizaje. Los escolares activos no sólo son más saludables; también aprenden mejor.

Por primera vez, se asume que el bienestar físico y mental son parte del derecho a aprender. La ley exige metodologías activas, participación estudiantil e inclusión de todos los escolares, junto a la formación continua para docentes. Entonces, no basta con una clase de Educación Física; se requiere una cultura escolar que promueva el movimiento. Los establecimientos tienen la libertad para diseñar sus estrategias de actividad física durante toda la jornada. Sin embargo, el mayor desafío es pasar del papel a la acción. Las escuelas necesitarán apoyo en infraestructura, materiales, capacitación y profesionales especializados para su implementación efectiva. El Estado debe garantizar que los 60 minutos de actividad física no sean un privilegio de algunos establecimientos, sino una práctica cotidiana y un derecho real, el derecho a moverse y aprender en un entorno seguro con oportunidades concretas para promover una vida activa y saludable.

Si Chile logra convertir esta ley en acción, no solo disminuirá las barreras para la práctica de actividad física escolar, sino que favorecerá el bienestar físico y mental de futuras generaciones.

Por Natalia Bustamante Ara, Directora de la Carrera Pedagogía en Educación Física, U. Central

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